La tierra es un elipsoide de forma irregular aplastado por los polos y deformado por la atracción gravitacional del sol y la luna, en menos medida los planetas.
Esto provoca una especie de lentisimo balanceo en la Tierra durante su movimiento de traslación llamado "precesión de los equinoccios" que se efectua en sentido inverso al de rotación, es decir en sentido retrógrado a las manecillas del reloj.
Bajo la influencia de dichas atracciones, el eje va describiendo un doble cono de 47º de abertura, cuyo vértice está en el centro de la tierra. Debido a la Precesión de los equinoccios, la posición del polo celeste va cambiando a través de los siglos. Actualmente la estrella polar no coincide exactamente con el Polo Norte Celeste.
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